Madre Tierra, madre fértil que nos da vida. Madre naturaleza que nos cobija en su vientre-mundo. Y finalmente madre-mujer que nos nutre en sus entrañas durante nueve meses y nos abre las puertas de sus piernas para salir a la vida, pujando con cada contracción para que podamos ser sin su cálida envoltura. Acto de amor como pocos. La dación más altruista que existe: darnos vida. Maravilloso regalo que nos permite hoy estar vivos, leyendo esto, habitando un cuerpo, entramando una historia colectiva y propia. Madre cuyo deseo se sostuvo durante nueve meses. Madre que nos dio sus genes, compartió su alimento, sus alegrías y sus temores. Madre que sintetizó toda su historia como hija y la enfrentó durante el embarazo con la valentía que pudo al irse convirtiendo en madre. Y hoy quiero detenerme en una madre. Quizá una a quien nadie probablemente dedique un poema de agradecimiento cada octubre. Me refiero a esa madre que tuvo el infinito valor de no interrumpir el embara
Un intento de bitácora, con pinceladas de Psicología, Grafología, Astrología. Con artículos, poemas, cuentos, reflexiones, notas, programas y entrevistas radiales, y un gran etcétera. Un reflejo de mi propio eclecticismo, de mi devenir, mi pensar y mi sentir, en interjuego dialéctico con ustedes.