Hace mucho empecé a vislumbrar dos arquetipos femeninos: Eva y Lilith, las dos mujeres primordiales. Lilith, la primera mujer de Adán, hecha como su par según el Talmud, o sea, creada con el mismo barro, que se mandó a mudar del Paraíso cuando el susodicho quiso someterla sexualmente. Nuestro primer hombre quedó solito. Le pidió Dios que le pusiera nombre a los animales, le hizo enfilar parejas de bestias para que las nominara, y ahí nuestro padre primigenio se avivó de que hasta las cucarachas venían de a dos y él no, entonces le pidió a Dios que le hiciera otra compañera, pero más sumisa a él. Fue entonces cuando Dios le sacó una costillita y le hizo a Eva. Vale decir, esta dama no estaba hecha de su mismo barro, como par. No. El centro de Eva era Adán, y ella era su satélite, su costillita. El cerebro de Eva estaba en la cabeza de Adán, y ella lo satelitaba. O sea, el deseo y la voluntad quedaron del lado de Adán y a su servicio estaba Eva. El tema es largo en serio,
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