Hace un tiempo recibí una consulta sobre cómo determinar si el ambiente gráfico de un escrito era positivo o negativo. En otra entrada está mi respuesta y la forma en que lo evalúo.
Mi reflexión de hoy apunta a otro aspecto a tener en cuenta al respecto.
En uno de los talleres hace poco analizamos el escrito de un sanguíneo. Había desde ya rasgos de expansión, prevalencia del arquetipo curvo, gestos inflados, algunas letras adosadas. La escritura era aireada pero aún así se veían letras mal espaciadas unas de otras, muy juntitas. Era un escrito progresivo que avanzaba decidido a la derecha, pero el margen izquierdo era estrecho. Vale decir, todos los gestos revelaban confianza, optimismo, expansión afectiva. Yo me pregunté en ese momento producto de qué era ese ambiente gráfico positivo. Había orden, buena disposición, letra clara, firma cercana al texto, predominio de zona media y baja, trazos finales prolongados. Un cierto retraimiento en margen derecho, ya que el escrito era una carta de solicitud de empleo, y evidentemente el hecho de ser juzgado por otro que leerá el escrito y cuya respuesta no se sabe, generaba en el escribiente un cierto temor a ser rechazado. Y esto es lo que aniquila al sanguíneo.
Todo lo expuesto no termina de explicar el sustrato que hacía posible este ambiente gráfico. Solo enunciaba su existencia.
Entonces les pregunté a mis alumnas por qué creían que esta persona se sentía así, qué determinaba que pudiera sentirse tan expansiva y a resguardo dentro del sistema de sus vínculos. La respuesta la armamos entre todas. Era un escrito que mostraba a una persona que amaba y siendo bien querida. Dando y recibiendo amor y confianza.
Ahora, qué pasaría si el entorno de ese escribiente no fuera el adecuado? Podríamos encontrar trazos finales largos o estarían inhibidos? No tendería la letra a achicarse llegando al final de palabra en pleno gesto de retraimiento y de resguardo? La escritura seguiría siendo de mediana a grande? Quizás sí, pero probablemente con más inflados, con un gesto de orgullo que lo situara compensando en una postura más altiva frente al otro a quien reproche su falta de empatía. La espontaneidad del sanguíneo a la hora de expresar su afecto mostraría en vez de gestos suaves de acercamiento al otro, probablemente alguna letra agrandada dentro de la palabra: explosiones de mal humor, barras de “t” largas denunciando mal carácter ante quienes el escribiente no se sienta amado ni comprendido. Gestos defensivos, muchos más ángulos, gestos tanto de expansión como de retraimiento, dualidades entendibles. Quizás cuanto más negativo sea el entorno familiar o laboral de una persona (el entorno vincular), más probabilidades hay de que el escrito denuncie este hecho con un ambiente gráfico negativo.
Después de todo el campo gráfico, la hoja, es proyectiva del medio social en el que el individuo se desenvuelve. Desde ya que la realidad de cada uno es subjetiva, así que podríamos aventurar que si está el sanguíneo rodeado de biliosos, pongamos por caso, no se sienta tan a gusto. En cambio otro bilioso se sentiría bien contenido y satisfecho en un entorno así y lo reflejaría en su escritura. Esto como para poner un ejemplo de que el entorno no puede ser objetivamente evaluado sino a través del tamiz o de la mirada de quien vive en ese entorno, y de cómo lo vivencia.
Por tanto, cuando el escrito denuncia aspectos gráficos que conforman una gestalt positiva sabremos que la persona en ese recorte temporal se siente a gusto con su entorno, que sabe elegir los vínculos más adecuados para su estilo de vida, que puede hacer lo que la satisface, que está cómoda con su vida y sus circunstancias, que puede evaluar con claridad lo que siente y lo que le pasa.
Caso contrario, si el ambiente es negativo, su realidad psíquica y emocional no es la adecuada. Puede que esté denunciando síntomas familiares, puede que esté revelando su propio inconformismo, o su incapacidad para salir de vínculos nocivos, puede que esto ya se haya hecho carne en su psiquismo desde larga data y denuncie un cuadro patológico puede que irreversible, con disociación de una realidad exterior que lo aniquila.
Conclusión
No somos seres aislados. No salimos de un huevo. Estamos atravesados por los vínculos, somos el producto de esos vínculos y no estamos enteramente terminados. Nos vamos conformando artesanalmente a mano, de la mano de otros, y dándole a otros la nuestra. No se puede rotular a alguien por una circunstancia actual vista en el recorte temporal de un escrito. Uno va amoldándose al entorno que va eligiendo tener y eso se proyecta en un escrito.
Alguien en plena etapa conflictiva de un divorcio, por ejemplo, seguramente proyectará caos y dolor. Pero un año más tarde quizás las circunstancias ya se hayan aplacado y cambien, y esa persona en una nueva situación de vida y rodeada de otra gente, exprese en su escrito mayor armonía, que se traduzca en una mejora significativa de su ambiente gráfico, desde ya producto de su satisfacción en su ambiente interno mental y emocional.
Por tanto, a tener cuidado al evaluar con ligereza el ambiente gráfico, que incluso el nuestro puede variar de año a año de acuerdo a lo que nos vaya tocando vivir.
Claudia Gentile
Grafóloga Pública
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar
tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665
Para ir al comienzo del blog pulse en el siguiente enlace: Grafología Y Psicología por Claudia Gentile
Te invito a visitar mi otro blog: http://www.grafosintesis.fullblog.com.ar/
Mi reflexión de hoy apunta a otro aspecto a tener en cuenta al respecto.
En uno de los talleres hace poco analizamos el escrito de un sanguíneo. Había desde ya rasgos de expansión, prevalencia del arquetipo curvo, gestos inflados, algunas letras adosadas. La escritura era aireada pero aún así se veían letras mal espaciadas unas de otras, muy juntitas. Era un escrito progresivo que avanzaba decidido a la derecha, pero el margen izquierdo era estrecho. Vale decir, todos los gestos revelaban confianza, optimismo, expansión afectiva. Yo me pregunté en ese momento producto de qué era ese ambiente gráfico positivo. Había orden, buena disposición, letra clara, firma cercana al texto, predominio de zona media y baja, trazos finales prolongados. Un cierto retraimiento en margen derecho, ya que el escrito era una carta de solicitud de empleo, y evidentemente el hecho de ser juzgado por otro que leerá el escrito y cuya respuesta no se sabe, generaba en el escribiente un cierto temor a ser rechazado. Y esto es lo que aniquila al sanguíneo.
Todo lo expuesto no termina de explicar el sustrato que hacía posible este ambiente gráfico. Solo enunciaba su existencia.
Entonces les pregunté a mis alumnas por qué creían que esta persona se sentía así, qué determinaba que pudiera sentirse tan expansiva y a resguardo dentro del sistema de sus vínculos. La respuesta la armamos entre todas. Era un escrito que mostraba a una persona que amaba y siendo bien querida. Dando y recibiendo amor y confianza.
Ahora, qué pasaría si el entorno de ese escribiente no fuera el adecuado? Podríamos encontrar trazos finales largos o estarían inhibidos? No tendería la letra a achicarse llegando al final de palabra en pleno gesto de retraimiento y de resguardo? La escritura seguiría siendo de mediana a grande? Quizás sí, pero probablemente con más inflados, con un gesto de orgullo que lo situara compensando en una postura más altiva frente al otro a quien reproche su falta de empatía. La espontaneidad del sanguíneo a la hora de expresar su afecto mostraría en vez de gestos suaves de acercamiento al otro, probablemente alguna letra agrandada dentro de la palabra: explosiones de mal humor, barras de “t” largas denunciando mal carácter ante quienes el escribiente no se sienta amado ni comprendido. Gestos defensivos, muchos más ángulos, gestos tanto de expansión como de retraimiento, dualidades entendibles. Quizás cuanto más negativo sea el entorno familiar o laboral de una persona (el entorno vincular), más probabilidades hay de que el escrito denuncie este hecho con un ambiente gráfico negativo.
Después de todo el campo gráfico, la hoja, es proyectiva del medio social en el que el individuo se desenvuelve. Desde ya que la realidad de cada uno es subjetiva, así que podríamos aventurar que si está el sanguíneo rodeado de biliosos, pongamos por caso, no se sienta tan a gusto. En cambio otro bilioso se sentiría bien contenido y satisfecho en un entorno así y lo reflejaría en su escritura. Esto como para poner un ejemplo de que el entorno no puede ser objetivamente evaluado sino a través del tamiz o de la mirada de quien vive en ese entorno, y de cómo lo vivencia.
Por tanto, cuando el escrito denuncia aspectos gráficos que conforman una gestalt positiva sabremos que la persona en ese recorte temporal se siente a gusto con su entorno, que sabe elegir los vínculos más adecuados para su estilo de vida, que puede hacer lo que la satisface, que está cómoda con su vida y sus circunstancias, que puede evaluar con claridad lo que siente y lo que le pasa.
Caso contrario, si el ambiente es negativo, su realidad psíquica y emocional no es la adecuada. Puede que esté denunciando síntomas familiares, puede que esté revelando su propio inconformismo, o su incapacidad para salir de vínculos nocivos, puede que esto ya se haya hecho carne en su psiquismo desde larga data y denuncie un cuadro patológico puede que irreversible, con disociación de una realidad exterior que lo aniquila.
Conclusión
No somos seres aislados. No salimos de un huevo. Estamos atravesados por los vínculos, somos el producto de esos vínculos y no estamos enteramente terminados. Nos vamos conformando artesanalmente a mano, de la mano de otros, y dándole a otros la nuestra. No se puede rotular a alguien por una circunstancia actual vista en el recorte temporal de un escrito. Uno va amoldándose al entorno que va eligiendo tener y eso se proyecta en un escrito.
Alguien en plena etapa conflictiva de un divorcio, por ejemplo, seguramente proyectará caos y dolor. Pero un año más tarde quizás las circunstancias ya se hayan aplacado y cambien, y esa persona en una nueva situación de vida y rodeada de otra gente, exprese en su escrito mayor armonía, que se traduzca en una mejora significativa de su ambiente gráfico, desde ya producto de su satisfacción en su ambiente interno mental y emocional.
Por tanto, a tener cuidado al evaluar con ligereza el ambiente gráfico, que incluso el nuestro puede variar de año a año de acuerdo a lo que nos vaya tocando vivir.
Claudia Gentile
Grafóloga Pública
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