Hay
momentos en la vida que ameritan limpiezas. Limpiezas profundas, que implican
generar vacíos. Vacíos pero no de vacuidad, sino vacíos de lo externo que
distrae para recuperar el reencuentro con uno mismo. Son tiempos de aislamiento.
Son épocas
que, en virtud de una profunda insatisfacción, nos indican justamente esta
necesidad de repliegue, de escucha atenta de lo que verdaderamente hace falta,
y que no suele ser lo que hasta ese momento nos conformó.
Son épocas
que necesariamente implican duelo, ya que si seguimos recurriendo a lo que
estábamos acostumbrados a recurrir para buscar solaz, ya no se encuentra ahí lo
que nos lo aportaba. Y entonces amerita desprenderse. De viejas relaciones, de
viejos hábitos, de cosas viejas… Limpieza y repliegue, para escuchar la voz
interna que siempre nos indica a través del malestar, que hay que abrir nuevas
puertas y probar por otros caminos.
Y es un deambular
a tientas. Si los caminos que nos pide el alma son nuevos, necesariamente vamos
a tientas. Pero escuchar esa voz de insatisfacción es la primera instancia
válida.
Y luego
otra voz, la que si nos aventuramos a probar nuevas alternativas, seguramente a
través del disfrute o de la nueva insatisfacción, nos irá guiando hacia la
puerta correcta.
Son épocas
de ensayo-error. No hay que temer los desaciertos. Son pruebas. Cómo saber si
algo nos gusta o no sin probarlo, sin permitírnoslo transitar al menos un rato
hasta sentir si nos resuena o no ese camino nuevo que se nos va desplegando a
nuestro paso?
Y si
estamos atentos, aparecerán señales. Sincronicidades. Hay que saber
escucharlas. Aparecerán nuevas personas, nuevas circunstancias, nuevos eventos
que nos desplegarán nuevas potencialidades para que, sin miedo, las aceptemos
para ver qué nos generan. Iremos y volveremos. Rechazando algunas, continuando
otras que, como nuevas ramitas en germen, habrá que cuidarlas y regarlas con
cuidado y ternura, para permitirles que crezcan. A sus tiempos, atendiendo el
reclamo de nuestros propios ritmos, no de la ansiedad controladora por querer prever
el resultado final. Despacio, a nuestro tiempo interno, dejando decantar cada nueva
experiencia, conectando profundamente con lo que nos genera. Si nos empieza a
nutrir eso nuevo, a hacer bien, a reconfortar, será la señal de que estamos
bien encaminados. De lo contrario, de nada sirve forzar la circunstancia. Nos
indicará displacer y es mejor replegarse e intentar por otro lado.
La clave creo, es frente a esa insatisfacción de base, no querer llenar el vacío con lo primero que aparezca para ensordecernos con ruidos vanos. Caramelos momentáneos de pseudo satisfacción quizá producto del miedo a ese estar en soledad y reencontrarnos. Cosa que solo ocurre cuando en el silencio de nuestra alma se acallan los ruidos y se escucha la propia voz. Que es sabia. Que es la única guía válida. Que hay que aprender a escuchar, porque es la única que nos dirá qué nos pasa, qué deseamos, qué hay que soltar y rectificar.
Momentos de
crisis, momentos de cambios, momentos de volvernos a parir: momentos de reconstrucción de la propia identidad
que es infinita en sus posibilidades de crecimiento y expansión y no ceñida al
molde conocido que llegado un punto, deja de satisfacernos, y reclama nuestro
árbol la emergencia de otras ramas. Y de las podas que le permitan a estos
nuevos retoños crecer sanitos en esta nueva etapa.
BASTA YA!!!
Un cristal se rompe,
una herida sana,un sueño despierta,
una historia acaba.
Un presente fluye,
un pasado cesade clamar un futuro
que jamás encarna.
Se abandona una
promesa,
se recupera la
palabra,se empeña en otras gentes.
se cierran las puertas
que conducen a la nada.
Se cambia la hoja,
se da vuelta una
página,se encienden las luces
de alguna otra instancia.
Se alumbra otro
camino,
se resignan paradasde un pasado inconducente.
Se encienden otras llamas.
A dónde se armará
camino?
Con quién?Durante cuánto tiempo?
Con qué costos?
Con qué ganancias?
Corazón renuente
a nuevos dolores,se encierra y se esconde,
drenando rencores,
limpiando heridas,
sanando confianzas,
recuperando utopías…
Y templando templanzas.
Claudia Gentile- 16/4/2013
Para
seguir pensándonos…
Lic. Claudia Beatriz Gentile
Psicóloga clínica con orientación junguiana- Grafóloga pública – Astróloga
Terapias psicológicas - Cursos de grafología - Talleres de autoconocimiento - Grupos de reflexión - Grafoterapia.
mail: grafosintesis@yahoo.com.ar
tel.: 4672-4423 y cel.: 153-343-3665
para ir al comienzo del blog: www.grafosintesis.blogspot.com
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