El placer es doble cuando el acto de escribir produce esa catarsis redentora que me permite, en una lectura posterior, leerme a mí misma y entender un poco más, aquello que en la mente o en el corazón tendía a brotar sólo como una noción de algo, un impulso, una idea, casi un título con palabras desordenadas asociadas a esa idea.
Y no sólo leo el contenido. Leo también la forma. El dibujo de las letras algo más me dice sobre lo que el interior calla a mis oídos. La velocidad de una frase que repentínamente frena su marcha y se detiene. La vacilación trémula ante una palabra que, entrecortada, plasma en el papel la emoción que me genera, y entonces sale más lenta, con algún cambio en su forma, más vertical que las otras. Distinta, bañada por esa sensación particular que me abordó en el momento de escribirla.
Lectura y escritura. Dos actos de comunicación pura. Pero, qué más puede leerse cuando se recorre un escrito?
La lectura es pluridimensional:
* Lectura de lo denotado o manifiesto. Pura decodificación lineal del contenido más superficial de un escrito.
* Lectura del connotado, o lectura entre líneas de sentidos transversales que surgen cuando leemos más en profundidad un escrito (la ironía, por ejemplo. El matiz de las adjetivaciones que nos revelan la postura del escritor sobre el hecho que relata).
* Y la decodificación grafológica de los rasgos plasmados en el papel. Aquello que escapa a la mera captación del contenido del texto y se detiene en los trazos de quien escribe, para captar su esencia, su sentir, su mundo interno.
Recuerdo una tarjeta de cumpleaños que mostró una vez una docente en una clase de grafología emocional. “Que tengas un feliz cumpleaños” decía. Y la palabra “feliz” estaba escrita con letra más apretada, más tensa, angulosa. ¿Realmente era ése el deseo de quien escribía? Intenten decir la palabra “feliz” lentamente, enfatizando cada sílaba, con voz tensa, y notarán lo que quiero expresar: rabia. Como si se masticara la rabia en cada sílaba.
¡En cuántas dimensiones comunicamos cuando nos comunicamos! ¿No es fascinante recorrerlas, aprender sus códigos, comprenderlas? ¿No nos comprenderemos mejor a nosotros mismos y a quienes nos rodean?
Si quieren aventurarse en este recorrido detectivesco que ofrece la grafología, los convoco a aprender a decodificar un escrito.
Los espero,
Claudia Gentile
Grafóloga Pública
Tel.: 4672-4423 Cel.: 153-343-3665
Floresta - Capital Federal - Buenos Aires - Argentina.
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Grafología Y Psicología por Claudia Gentile
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